1 de enero de 2013

El papel de América Latina en la globalización, desde Europa y desde nosotros.

Pintura suramericana


Queremos iniciar este año 2013 con algo que a simple vista está alejado de la coyuntura, una discusión entre intelectuales en la prestigiosa Feria del Libro de Guadalajara, México. Pero hablan de nuestra América, y del desafío que enfrentamos.

Juan Luis Cebrián, presidente de la empresa editora del diario El País de Madrid, Enrique Iglesias, Secretario de la Organización de Estados Iberoamericanos, Rafael Rojas, escritor cubano y Enrique Krauze, escritor mexicano, debatieron en el marco de la Feria de Guadalajara acerca del papel de América Latina en el mundo contemporáneo.

Nos pareció interesante acercarles la crónica que publicó El País en España, inevitablemente sesgada por la visión de un medio europeo, pero igualmente halagadora en su visión de la potencialidad de nuestra América.

Pero como no queremos quedarnos con esa mirada, válida pero ajena, lo acopañamos con un fragmento donde analiza esos planteos, desde nuestro lugar en el mundo, Humberto Podetti, ferviente americanista y uno de los impulsores del Foro San Martín.

“El presidente de EL PAÍS, Juan Luis Cebrián, definió como el principal desafío para la modernización de América Latina el “encontrar su propio protagonismo en la globalización”, empezando por comprender la fuerza de su comunidad cultural y de un idioma como el español que es “un arma de construcción masiva”, en un debate sobre los nuevos retos del continente celebrado en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara. El debate, moderado por el director de este diario, Javier Moreno, contó con la participación de Enrique Iglesias, Secretario General Iberoamericano, y los historiadores Enrique Krauze y Rafael Rojas.

Moreno abrió el coloquio planteando si, tras unos últimos años de extensión de la democracia y crecimiento y estabilidad económica en América Latina, podría hablarse ya de un proceso consolidado o no. Enrique Iglesias explicó la atmósfera de optimismo que recorre la región por tres factores - buena gestión de la macroeconomía en la mayoría de los países, la demanda internacional de materias primas empezando por China y el aumento de la inversión exterior -, pero señaló tres asignaturas aún pendientes para confirmar que se trate de una década prodigiosa.

“A nivel local”, afirmó, “no basta exportar, hay que incorporar la educación, la tecnología y la innovación. La inversión en educación es mucho menor que en Corea y el número de patentes es aún muy escaso. En el frente regional, hay que aprovechar que América Latina suponga ya más del 6% de la economía mundial; hay que ser más competitivo como lo son las 500 empresas multilatinas, y por último, hay que estar atentos a la coyuntura mundial porque la crisis empieza ya a permear el continente”.

Cebrián hizo notar que América Latina debe avanzar aún mucho más en la integración regional para “jugar un papel en la globalización”. “Pocas regiones tienen en el G20, que es lo más parecido que hay a un Gobierno mundial, a tres países como son México, Brasil y Argentina. Sin embargo, nunca se han reunido antes los tres para llevar una posición común a una cumbre del G20”, afirmó.

Krauze y Rojas, por su parte, defendieron que América Latina parecía por fin, después de décadas de frustraciones y fracasos, cumplir la “promesa” que una vez fue. El autor de Biografía del poder puso como ejemplo a Perú, cuyo dinamismo económico actual contrasta con el país “ensimismado, pobre, herido aún por la Conquista”, que era hace 20 años. El historiador de origen cubano enfatizó que el crecimiento demográfico había sido clave en el despegue de la región —“actualmente somos 577 millones y más de 600 si sumamos a los hispanos de EE UU"— para subrayar que la desigualdad sigue siendo una lacra: “Hay 167 millones de pobres, un 29% de la población, mientras que el 15% más rico percibe el 40% del ingreso de la región”.

La desigualdad condujo el debate hacia la necesidad de una reforma fiscal que dote a los Estados de los recursos suficientes para modernizar sus países, punto sobre el que todos los intervinientes estuvieron de acuerdo, y a la violencia que azota algunas naciones de la región. Krauze y Cebrián coincidieron en manifestar su escándalo por la actitud de Washington ante el narcotráfico. ”Es un problema que México no puede resolver solo si no tiene la complicidad tanto del Gobierno federal de EE UU como de los Estados fronterizos. Es increíble que solo se descubran túneles para pasar droga en el lado mexicano de la frontera”, afirmó el fundador de este periódico.

El coloquio concluyó destacando la oportunidad que supone que la comunidad hispana haya sido decisiva para la reelección de Obama —“EE UU se va a dar cuenta de que no puede ignorar a América Latina porque la tiene dentro”, en palabras de Krauze— y celebrando que pese a que la región tiene aún deberes que hacer, camina en la buena dirección y no parece que haya vuelta atrás.”


El comentario de Humberto Podetti:

Aún con incomprensiones profundas del pensamiento y de las nuevas formas políticas que está desarrollando nuestro continente, reconocen diversos aspectos que vale la pena destacar. Seguramente les falta entender y aceptar que América Latina ha elegido un camino original para construir su futuro a partir de los graves dolores que aún enfrenta, camino que rechaza explícitamente que debamos “cerrar la brecha” que nos separa de los países que dirigieron los asuntos mundiales durante los últimos tres siglos.

Porque ese camino ha conducido deliberadamente al mundo a la situación en  la que está, que de tan grave ha llegado a afectar a las regiones y países que más disfrutaron de la acumulación de riquezas y el consumismo a costa del resto del mundo, como EEUU, Europa y Japón. Pero en cualquier caso implica un reconocimiento explícito a la visibilidad y trascendencia del proceso contemporáneo de nuestra América, la que habla castellano y portugués y otras lenguas de origen americano y europeo.

Cebrián afirmó que el castellano “es un arma de construcción masiva” y que es  necesario para el mundo un protagonismo propio de América Latina por “la vitalidad de su comunidad cultural”. Para ello sostuvo que debe avanzar fuertemente en la integración. Destacó también la importancia de la presencia de Argentina, Brasil y México en el G 20, al que calificó como lo más parecido a un gobierno mundial, y reclamó que actúen coordinadamente.

Vale la pena recordar, entonces, que en América, del polo norte al polo sur, se habla, además de otros idiomas, castellano americano. Región por región, nuestra lengua continental ha incorporado vocablos y sentidos de las lenguas indígenas y africanas y de nuestra propia experiencia de independencia, revolución, humanismo, conocimiento e imaginación. El castellano expresa en nuestra tierra, nuestras cosmovisiones americanas del mundo.

Pero es indudablemente cierta la afirmación de Cebrián: el castellano es un arma de construcción masiva, una lengua que expresa el humanismo popular de un continente singular, plenamente vital y juvenil, que proyecta y expresa una parte significativa del futuro del mundo.

En cuanto a la coordinación, Argentina, Brasil y México están coordinando sus acciones no sólo en el G20, sino también en Naciones Unidas, la OEA, el TIAR, la OMC, el BM, el FMI, y otros organismos internacionales.

Enrique Krauze destacó el crecimiento demográfico: los castellano parlantes ya somos bastante más de 600 millones, incluyendo los ‘hispanos’ de EEUU. Es decir, unos 100 millones más que los angloparlantes y muchos más aún que los francoparlantes, que se quedaron siendo lenguas europeas. Si sumamos los luso parlantes las diferencias aumentan.  Y el futuro promete ampliarlas.

Rafael Rojas habló de América Latina como promesa. Desde muchos puntos de vista América Latina y el Caribe son ya más que una promesa, aunque aún enfrenten muchos y fuertes desafíos, que inclusive pueden hacerla retroceder. Pero es innegable que la sola circunstancia de afirmar su propio camino, avanzar en la unificación de criterios comunes acerca de todas las cuestiones de trascendencia que se debaten hoy en el mundo y construir cotidianamente nuevos tramos de su proceso de integración, la hacen insoslayable a la hora de las definiciones globales.

Rojas también destacó el significado del voto hispano que hizo presidente a Obama nuevamente. “EEUU tiene a América latina adentro” señaló Rojas. Y de qué manera: sosteniendo la construcción de una sociedad más justa, igual que en el resto de América.

Por fin, Enrique Iglesias calificó de década prodigiosa el inicio del siglo XXI para América Latina y afirmó que el acento debe ponerse ahora en educación, tecnología e innovación. En eso estamos: en UNASUR el COSECCTI se ha dividido ya en los Consejos Suramericanos de Educación, de Cultura y de Ciencia, Tecnología y Educación, fortaleciendo la decisión de desarrollar políticas unificadas en las tres áreas, destacando su carácter estratégico y el valor singular y original que tienen para los americanos.

FSM.

1 comentario:

  1. Muy interesante escuchar de esta gente que el proceso actual en nuestra latinoamérica es irreversible: no lo conozco tanto a Rojas, pero Iglesias, Cebrián y Krauze han sido fuertes soportes del neoliberalismo de los '80/'90. Es más: para Iglesias lo del apoyo a la educación, tecnología, innovación es repetir lo que supo ser base de aquellos programas que el BID promocionaba en I+D, vinculación Universidad-Empresa, incubadoras de empresas, que tan escasos frutos nos dieron...
    Pienso que este cuarteto no advirtió lo que muy bien señala Podetti: que esta América ya no piensa en estrechar la brecha, acercarse a los "desarrollados". Piensa en escribir su propia historia, en diseñar su propio desarrollo. Y en ese camino debería pensarse la inversión en educación-tecnología-innovación.
    Por eso, no me preocupa tanto que México, Brasil y Argentina no discutan su posición para participar en el G-20 (es decir, para mejor acercarse a los grandes), salvo que sea para dejar sentado esta nueva realidad.
    Ahora, y en esa línea, lo que me preocupa es que no estoy tan seguro sobre lo que Humberto afirma de que México-Brasil-ARgentina discutan posiciones comunes para el G-20, Naciones Unidas, OEA, etc.etc.- En verdad dudo que ello ocurra, salvo para cuestiones puntuales.
    Por eso, más allá de la coincidencia de una línea de pensamiento que en nuestra américa se está irreversiblemente instalando, me gustaría encontrar espacios de discusión sobre el desarrollo común en términos de planificación concreta (no sólo debate sobre aranceles o intercambios de figuritas para equilibrar balanzas). Al menos hasta ahora no resultan tan visibles esos espacios, si los hay.
    Gracias por la entrada y la buena idea de adicionar el aporte de Humberto Podetti.
    carzaballa@yahoo.es

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